¡Qué susto! Nadie puede imaginar el pánico que he sentido en estos últimos días. Lorca parece un campo de batalla y no queda ni un edificio sin secuelas. El terremoto ha borrado la alegría de mi rostro y lo ha maquillado con una tristeza que tardará mucho tiempo en borrarse. He visto a mis hijos llorar desesperados, preguntando cuándo habría otra réplica y durmiendo tirados en un parque con unas mantas. Y lo peor de todo es que yo no sabía qué contestarle. Y eso no es todo. Ahora cómo vamos a continuar con nuestras vidas. Los comercios están reventados y los lorquinos arruinados.
¿Ayudas? Ya veremos a ver si llegan. Han venido todos los políticos para hacerse la foto de rigor, pero ya veremos si llegan las ayudas económicas con tanta rapidez como han venido ellos. En fin, poco más se puede decir. Espero que acabe pronto este mal sueño y que la tranquilidad y el sosiego vuelva a aparecer por esta hermosa ciudad que siempre ha sido mi Lorca.
Besos.
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